Identificación de voces



En general nuestra capacidad para identificar a un desconocido por su voz es prácticamente nula. Esta capacidad de identificar una voz no parece correlacionar con la capacidad de los sujetos para describir las características de las voces oídas, ni con la exactitud en la descripción del contenido literal o del significado de los mensajes (Yarmey, 2001). Así pues, un testigo podría no ser capaz de precisar qué dijo pero sí quién lo dijo, y viceversa. Diferentes factores pueden mediar en el reconocimiento de voces, aunque con mínimos efectos.

Sexo

Respecto a la diferencia entre hombres y mujeres para identificar una voz, McGehee (1937) encontró que los hombres eran más eficaces identificando voces de mujeres, mientras que las voces de hombres eran igualmente reconocibles por ambos sexos. Sin embargo, la literatura nos muestra que estos datos no siempre se confirman. Bull y Clifford (1984) encuentran que las mujeres tendrían una mejor capacidad para identificar voces que los hombres, y que las voces de mujeres serían más fáciles de distinguir que las de hombres. Por su parte, Wilding y Cook  (2000) encontraron que los hombres distinguían igual las voces de hombre y de mujer, mientras que las mujeres distinguían mejor las voces de mujer. Manzanero, Russo y Fretes (2008) encontraron que las mujeres discriminan peor que los hombre las voces de mujer, mientras que no había diferencias entre los sujetos de ambos sexos al discriminar las voces de hombre; pero además, se encontraron diferencias en el criterio o estrategia de respuesta, ya que las mujeres tienden a señalar esté o no la voz objetivo presente en la rueda, dando lugar a un altísimo porcentaje de falsas alarmas (un 100% para voces de mujer y un 53% para las de hombre), mientras que los hombres fueron algo más conservadores, aunque también cometieron muchas más falsas alarmas (un 60% para las voces de mujer y un 66% para las de hombre) que aciertos. Estos datos llevan a pensar que las diferencias entre estudios podrían deberse a un cambio en el criterio de respuesta y a la distintividad de las voces.

Edad

La capacidad para reconocer voces se adquiere a muy temprana edad, de modo que los bebes de poco tiempo serían capaces de diferenciar voces de personas conocidas de voces de desconocidos (Spence y Freeman, 1996). La familiaridad de la voz es el factor de más peso en la capacidad para identificar. Spence, Rollins y Jerger (2002) encontraron en una investigación con menores que los niños de tres años eran capaces de identificar el 61% de las voces de los dibujos animados que veían habitualmente, porcentaje que se incrementó hasta el 81% en niños de cuatro años y a un 86% en niños de cinco años. Los niños a partir de los 6-9 años serían capaces de identificar voces de personas desconocidas a un nivel similar a los adultos (Bennett y Montero-Díaz, 1982; Mann, Diamond y Carey, 1979). Adultos entre los 21 y los 40 años parecen ser más capaces de discriminar entre voces de personas desconocidas que adultos de más de 40 años (Bull y Clifford, 1984).

Testigos ciegos

Algunas investigaciones han tratado de evaluar la capacidad de testigos con déficit visual en comparación con la de adultos sin problemas de visión. Los resultados muestran que los testigos ciegos son más capaces a la hora de identificar el origen de un sonido o de percibir conversaciones a un volumen bajo y en condiciones de ruido (Muchnik, Efrati, Nemeth, Malin y Hildescheimer, 1991; Niemeyer y Starlinger, 1981). Sin embargo, no se han encontrado diferencias en la capacidad para identificar una voz (Elaad, Segev y Tobin, 1998; Winograd, Kerr y Spence, 1984).