Efectos de interferencia en las falsas identificaciones



Un tema central en la investigación sobre la memoria de los testigos presenciales es el efecto que tiene en la memoria del testigo la información que va adquiriendo una vez ha presenciado el suceso. Las principales fuentes de información post-suceso en el caso de las identificaciones son los comentarios sobre la apariencia de los autores del delito (hechos por otros testigos o víctimas) y las fotografías de sospechosos a las que pueda tener acceso el testigo (por los procedimientos de identificación realizados durante la investigación criminal y el concurso de los medios de comunicación al hacerse eco de las noticias). No obstante, son muchas más las ocasiones en que un testigo puede recibir información sobre el delito presenciado a través de otros testigos presenciales, familiares, amigos, policía, abogados, medios de comunicación e incluso de su propio conocimiento previo.
En el caso de haber varias víctimas y testigos, es frecuente que se produzca un intercambio de información, lo que puede provocar una réplica de errores. El problema es que una vez incorporada información falsa, el efecto es irreversible y permanecerá a lo largo del tiempo durante todas las diligencias que se practiquen con esos testigos. Si tras un atraco y mientras se espera la llegada de la policía los testigos realizan comentarios sobre el atuendo y apariencia de los agresores, por ejemplo afirmando que uno de ellos llevaba un piercing que realmente no tenía, esa información puede ser incorporada a la representación mental que los testigos y víctimas habían generado del agresor. A partir de ese momento todos los testigos describirán a una persona con un piercing y en las ruedas de identificación podrían señalar como el autor del delito a la persona que más o menos encajando con la apariencia del agresor lleve ese adorno. Si resulta que en la rueda sólo uno de los componentes lo lleva, entonces es muy probable que la información falsa sugerida más el sesgo en la composición de la rueda den lugar a una falsa identificación, ratificada por gran parte de los testigos.
En cualquier caso, no toda la información es igualmente susceptible de verse afectada por la información post-suceso. Así, debemos diferenciar entre información inferencial e información sensorial. La información inferencial procede de estimaciones que los testigos realizan basándose en toda la información relacionada, real o no (altura, peso, edad, apariencia, estado mental...), y es más susceptible de verse afectada por la información post-suceso que la sensorial. Los detalles sensoriales concretos (un pendiente, unas gafas, una cicatriz...) son menos susceptibles a la sugestión ya que no son cuestión de grado, son o no son, se han visto o no, se recuerdan o no, aunque también pueden ser falsamente incorporados a los recuerdos.
Además del tipo de información sugerida, otros factores pueden influir en la probabilidad de que una información falsa pueda ser incorporada a la imagen que de los agresores tienen víctimas y testigos. En el capítulo tres señalamos algunos de los factores más importantes, que en el caso de las identificaciones son la demora en la realización de la prueba de identificación, la composición de la rueda de reconocimiento, las instrucciones dadas a los testigos, la reiteración en la sugerencia de la información falsa, las condiciones perceptivas y la calidad de la representación mental que del agresor tienen los testigos, la credibilidad  de la fuente que aporta la información falsa y la prevención ante las sugerencias.
Cuanto más débil o poco definida sea la representación mental que el testigo tiene del agresor más fácil será modificarla mediante información falsa. Como hemos visto en diversos apartados, las principales variables que llevan a esta situación son el tiempo que haya pasado desde que el testigo vio al agresor y unas condiciones perceptivas pobres (escaso tiempo de exposición, poca iluminación, mucha distancia…). Pruebas de identificación mal construidas de forma reiterativa en las que coinciden los mismo errores, con instrucciones sesgadas a los testigos acerca de su tarea en las que además no sea advierta a los testigos sobre la posibilidad de que los verdaderos culpables no estén en la prueba, y dirigidas por una autoridad que resulte creíble y persuasiva pueden incrementar la probabilidad de modificar la memoria de los testigos generando descripciones erróneas y falsas identificaciones.
Una de las peores reiteraciones en el error en las diligencias de reconocimiento es la utilización de fotografías y la posterior participación de los mismos testigos en una rueda donde se le presenta a la misma persona que previamente había visto en la fotografía. La fotografía actuaría a modo de información post-suceso que interferiría en el recuerdo de los testigos y en su capacidad de reconocimiento. Si el testigo se equivocó al señalar a la fotografía, con una altísima probabilidad volverá a señalar erróneamente a la misma persona en la rueda en vivo. Es más, como veremos más adelante, el simple hecho de mostrar la fotografía de una persona antes de una rueda de reconocimiento incrementa la probabilidad de ser señalada en la rueda, aunque el testigo no la hubiera reconocido en la fotografía.
Por otro lado, las descripciones previas, los retratos-robot y la forma de obtenerlos son otra de las oportunidades de modificar el recuerdo que los testigos tienen de la apariencia del agresor.